Hasta siempre, Diego
Nos ha dejado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y seguramente el más mediático. Diego Armando Maradona tuvo sus luces y sus sombras pero, como dice la canción de Calamaro, era una gran persona.
En Argentina era un auténtico ídolo y su muerte implica duelo nacional pero en España e Italia de le quería mucho. El Nápoles cambiará el nombre de su estadio por el del genio que les encumbró por encima de gigantes como el AC Milan, Torino, Fiorentina o Juventus. Aquí lo tuvimos en Barcelona o Sevilla.
En Valladolid estuvo el genial jugador salvadoreño Jorge Mágico González, de una técnica inigualable y también el regateador y provocador dentro del campo Onesimo Sánchez, del barrio de Girón o el malagueño Fernando Ruiz Hierro pero ojalá "El Pelusa" hubiese llevado los colores blanco y violeta. Era el mejor y le gustaba ayudar a los demás. Un hermano suyo jugó en el Rayo Vallecano de Madrid.
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