EL PALACIO EPISCOPAL


El Palacio Episcopal sorprende al visitante que da una vuelta por las Angustias y el Teatro Calderón. Su tamaño es considerable, como su decoración e importancia en una ciudad que es sede arzobispal como Valladolid.

Las calles empedradas y peatonales nos recuerdan el que Valladolid que fue y que ya no existe debido a las tropelías cometidas en los últimos siglos pero que se pretende recuperar si bien con calma pero sin intermedios.

Los símbolos eclesiásticos son llamativos pero el color rosado de la fachada llama la atención, tal vez no se quería abusar del color rojo con todo lo que conlleva, tanto positivo como negativo. Si se va del Calderón a la plaza de los Arces, camino de San Benito, se encuentra uno con este curioso edificio, muy importante para todos, religiosos o no, en una ciudad que fue residencia real durante siglos.

Una de las calles cercanas lleva el nombre del gran escultor palentino nacido en Paredes de Nava e hijo del gran pintor Pedro Berruguete (que es otro de los hijos del interesante lugar palentino), Alonso Berrugue, que trabajará mucho en esta ciudad, especialmente en San Benito el Real. Paredes de Nava, a unos veinte kilómetros de Palencia, es lugar de nacimiento de otro grande, Jorge Manrique, uno de los mejores escritores renacentistas de los reinos hispánicos. Sólo los grandes pueden dar nombre a una calle en esta ciudad,

Comentarios

  1. Edificio muy importante pero sorprendente. El paseante no espera ver algo así. Conjuga con la belleza del Teatro Calderón, Santa María de las Angustas, plaza de los Arces, San Miguel y San Benito. Totalmente recomendable.

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