IGLESIA DE LA VERA CRUZ

Esta zona de Valladolid me fascina porque no sólo es la más histórica en una ciudad que parece toda ella un archivo, especialmente de la época en la que nuestro país fue el protagonista absoluto de todo occidente, si bien cualquier´etapa histórica tiene su reflejo en la misma, sino porque es la más mágica o por lo menos sorprendente.

Aquí todo llega más tarde y esta iglesia renacentista es de finales del reinado de Felipe II, de los últimos años del siglo XVI. y la verdad es que gana muchísimo al entrar en ella. Su nombre nos dice la reliquia que contiene, otra cosa es tomarlo como auténtico o no. No parece que un trozo de la cruz de Jesucristo haya acabado en esta iglesia pero a ver cómo se lo discutes a un cofrade de los que tienen su sede en este templo católico. No es algo que importe. Cada uno que crea lo que quiera.

El balcón de la iglesia es lo más curioso pero lo más llamativo son las columnas de inspiración clásica que adornan la portada. No debe olvidarse este lugar en ninguna buena ruta que se precie por esta ciudad del Pisuerga y menos si es que se visita en Semana Santa, una de las que se viven con más pasión de todo el mundo que, sin ser mejor o peor que otras, porque las comparaciones no son buenas (qué importa si es mejor la Semana Santa de Zamora que la de Valladolid, Cuenca, Málaga o Sevilla), es algo que merece verse una o más veces en la vida. Toda la zona gusta a cualquiera que ame el arte y se entusiasme con el Siglo de Oro español.

Si Felipe II hubiese elegido a Valladolid como centro político y administrativo de sus diferentes reinos, tal vez las iglesias y conventos se hubiesen multiplicado, como pasó en la época de estancia de la Corte bajo Felipe III, pero fueron apenas cinco años. Es lo mismo. Es preferible tener pocas cosas buenas que muchas mediocres y la Vera Cruz lo tiene todo, tanto en el ámbito material como en el espiritual. Su simetría es perfecta y puede simbolizar ambos mundos. A tu elección lo dejo.