Todo para el pueblo pero sin el pueblo
El famoso Marqués de Esquilache tiene su calle cerca de la Plaza de San Juan pero no vamos a ir tan lejos en el tiempo sino a los tiempos finales de la dictadura franquista, de crecimiento económico, popularización del turismo de bajo nivel y grandes esfuerzos.
El contraste con los años cuarenta y cincuenta era claro. La autarquía no era capaz de solucionar ciertos problemas a pesar del ingenio español. Nuestra ciudad creció gracias a la llegada de Renault, hoy empresa subvencionada por la Junta y otras administraciones públicas, entonces motor del desarrollo vallisoletano.
Lo que faltaba era la libertad. La represión de época de Generalísimo todavía tardaría tiempo en finalizar y habrá que esperar hasta la Transición a la democracia.
Juan Carlos I es un personaje discutible. Tal vez su hijo sea el último Borbón como el primero fue Felipe V, duque de Anjou y descendiente de Ana de Austria, lo mismo que los Habsburgo duraron de Carlos I a Carlos II, pasando por los tres Felipe, dos de ellos nacidos en Valladolid y el otro, ilustre vecino e hijo de vallisoletanos.
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