Viva el teatro de calle otro año más
Viva el teatro de calle. Viva la primavera. Viva el recuerdo de las quedadas en las que conocí a aquella mujer de Cantabria que vivía en Ávila y se llamaba Isabel, a la que no volví a ver más al comenzar el verano pero me trae unos maravillosos e inolvidables recuerdos, no necesariamente tórridos sino más bien románticos. Pudo haber sido pero no fue. El tren se marchó para no volver, a pesar de que habrá otras oportunidades.
No pensé, me fie de mis instintos, actúe de forma incorrecta y ahora me toca pagar las consecuencias pero nunca se puede saber lo que nos depara el futuro.
Las adicciones deben ser sustituidas por el gusto para atraer lo bueno a nuestras vidas y triunfar ya en la segunda etapa de la misma porque el tiempo no se puede recuperar.
Hasta pronto.
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