Nos deja el presidente estadounidense más longevo
Cambiando de tercio, es curioso encontrarse con antiguos amores, platónicos o no, en el supermercado de barrio con sus hijos o por la calle con el carrito del bebé pero es lo que hay, aunque habrá otras oportunidades. No seamos como el Werther de Goethe. Lo mejor está por llegar y más cerca de lo que creemos.
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