Lucha por nuestra independencia
En la sublevación madrileña del dos de mayo no importaba que Daoiz fuese sevillano pero de familia navarra o que Velarde fuese de la localidad cántabra de Camargo porque el enemigo venía del otro lado de los Pirineos para poner la frontera en el Ebro y de paso, quedarse con España y Portugal. El propio Napoleón Bonaparte vino a poner orden en enero de 1809 y pasó con una mala acogida por nuestra ciudad pero pronto las obligaciones europeas harán que deje nuestro país, que unos años después le dará su merecido, como el Imperio Ruso de Nicolás I. José I estuvo en Salamanca y a pesar de encabezar un gobierno autoritario, sus reformas fueron notables pero aquí no se quiere a un intruso, a pesar de sus buenas intenciones y formación superior a la de Fernando VII, el rey felón, uno de los peores que hemos tenido y que abrió el paso a las futuras fechorías de Juan Carlos I, tataranieto de su hija Isabel II, famosa por sus aventuras extramatrimoniales, ya que su primo y marido era homosexual