Natividad de San Juan Bautista
La Casa del Sol fue propiedad del conde Gondomar, que no era gallego sino se Astorga, provincia de León y que da nombre a una calle cercana a este edificio 🏛️. El amigo de Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia, embajador en esos dos países y el primero que habló del dramaturgo William Shakespeare en la Monarquía Hispánica. Tal vez pudo haber conocido en persona tanto a Cervantes como a Shakespeare, probablemente no. Ahí termina la realidad y comienza la leyenda de Don Diego, excelente diplomático y artífice de la paz con Inglaterra de principios del siglo XVII. El almirante Howard asistió al bautizo del futuro Felipe IV que se celebró en la iglesia de San Pablo y al que asistió también la futura Ana de Austria, madre de Luis XIV.
Si la Monarquía Hispánica y la unión entre Inglaterra y Escocia se hubiesen entendido en tiempos del inglés Carlos I, absolutista, tal vez la historia de Europa hubiese sido radicalmente distinta y España y Portugal fuesen un único estado, uno de los más importantes del Viejo Continente.
Felipe II avisó de los peligros de la ruptura de la unidad ibérica, personal y del poder que alcanzaría Inglaterra en los siglos venideros.
San Juan es mucho más que una noche de botellón y ligoteo. Es el triunfo de la luz sobre la oscuridad 🌑, es una noche mágica en la que confluyen varios elementos y es el momento en el que los hombres entramos en el mundo sobrenatural, al contrario de lo que ocurre en Halloween, que significa todo lo contrario.
Ha nacido el Bautista, que anunció la llegada de otro mucho más importante que él, Jesucristo.
La Casa de Zorrilla sorprende por la estatua de Don Juan Tenorio en su entrada, que no es una persona muy recomendable. Por suerte es ficticia pero pudo inspirarse Tirso de Molina, Fray Juan Téllez, en algún personaje real de la Edad Moderna o en sus más íntimos y prohibidos deseos. La figura del sevillano es conocida a nivel mundial y aunque se salva, no respeta las reglas éticas ni las leyes. El grupo británico Pet Shop Boys le dedica una canción, identificando al Tenorio con algún dictador fascista o quizás con el propio Francisco Franco, que traicionó a los que le apoyaron y se acaparó todo el poder.
Zorrilla popularizó la figura de Don Juan Tenorio, el auténtico, como deja claro Espronceda en El estudiante de Salamanca.
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