Los Juegos Olímpicos que cambiaron el baloncesto español




 El oxígeno, el silicio y el aluminio son elementos muy abundantes en la corteza terrestre. Es fácil ponerse a jugar al fútbol en cualquier lugar pero no hay canastas de baloncesto en muchos lugares y menos hace varias décadas.

Romay y otros fenómenos de nuestro baloncesto hicieron historia en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 con una valiosísima medalla de plata a pesar de perder de mucho frente a la selección anfitriona, que tenía a tres universitarios que harían historia en la liga estadounidense,  Michael Jordan, Chris Mullin y Pat Ewing, tres mitos de la NBA y de los Juegos Olímpicos de Barcelona y de tantos Allá Star Game.

El baloncesto empezó interesar a todo el mundo, joven o mayor. Todos o casi todos salieron a la calle para celebrar la medalla de plata y los jugadores recibieron telegramas de personas famosas de diferentes ámbitos o ideas pero también de gente de la calle. El base y médico Juan Antonio Corbalán vino a Valladolid a acabar su carrera deportiva. Más tarde, el madrileño y madridista Fernando Martín jugará en la mítica NBA, concretamente en los Portland Trail Blazers del estado occidental de Oregón, entre California y el estado de Washington.

Años más tarde, dos mitos del baloncesto soviético, los lituanos Sabonis y Homicius pasarán por el Fórum Filatélico de Valladolid antes de acabar en el Real Madrid, equipo del propio Romay, que es coruñés y al que hoy tuvimos la suerte de tener en la Cámara de Comercio de Valladolid, junto a la Feria de Muestras, barrio de Huerta del Rey.

Ánimo a todos y tomemos ejemplo de Epi, De la Cruz, Jiménez, Solozábal y resto del equipo nacional dirigido por Antonio Díaz Miguel.

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