Colegio de Santa Cruz
El Palacio de Santa Cruz está entre lo mejor del plateresco español, junto con el Palacio del Infantado de Guadalajara, ciudad muy interesante. La llegada de artistas de Europa fue realmente algo beneficioso para los reinos hispánicos y la combinación de estilos es algo digno de remarcar.
Junto al Palacio, cuyo patio es digno de visitar, como su Museo de Arte Africano y mi solamente en la Noche de los museos (el Oriental es digno de verse) está el Colegio Mayor, fundado por el Cardenal Mendoza, que da nombre a la calle en que se encuentra y que llega hasta Colón, situándose frente al San José, un colegio concertado con buena fachada y situación.
El patio del Colegio de Santa Cruz es bonito y la fachada del edificio hs sufrido modificaciones, teniendo un aire barroco, ya que fue remodelado en el siglo XVIII. Aquí todo llega más tarde pero llega y se deja buenos ejemplos.
La cercanía a la Plaza de San Juan, una de las mejores de la ciudad y a la calle Librería, otra entrada de la Universidad, junto con los estudiantes le da un aire singular. Tal vez pueda entrar en su patio desde el Palacio de Santa Cruz, ligado para siempre a los Reyes Católicos y que todo bien visitante de la ciudad debe ver.
El ambiente universitario del siglo XVI tal vez poco tenga que ver con el actual pero la Universidad deja una impronta indeleble a quien pasa por ella porque lo tiene todo, tanto bueno como malo.
Antaño Cardenal Mendoza fue mucho más espectacular que lo que es hoy pero bueno es darse un paseo por la calle de Colón y por la de la Facultad de Medicina, tan cercana como agradable. Los colegios mayores y residencias universitarias son muchos pero el Santa Cruz es otra historia porque es diferente. Historias seguro que no le faltan. Seguro que no. Es cuestión de echarle imaginación y viajar en el tiempo. La plaza de Santa Cruz, el Palacio y el Colegio Don lugares de escolares y universitarios. No muy lejano es el Colegio de los Ingleses o San Albano, donde se puede escuchar misa en el idioma de Shakespeare los domingos y que fue creado por el rey Felipe II para formar sacerdotes católicos. Su segunda mujer fue Maria Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragon, hija de los Reyes Católicos. No tuvieron hijos. Si hubiese sido distinto, tal vez el mapa de Europa hubiese cambiado.
Junto al Palacio, cuyo patio es digno de visitar, como su Museo de Arte Africano y mi solamente en la Noche de los museos (el Oriental es digno de verse) está el Colegio Mayor, fundado por el Cardenal Mendoza, que da nombre a la calle en que se encuentra y que llega hasta Colón, situándose frente al San José, un colegio concertado con buena fachada y situación.
El patio del Colegio de Santa Cruz es bonito y la fachada del edificio hs sufrido modificaciones, teniendo un aire barroco, ya que fue remodelado en el siglo XVIII. Aquí todo llega más tarde pero llega y se deja buenos ejemplos.
La cercanía a la Plaza de San Juan, una de las mejores de la ciudad y a la calle Librería, otra entrada de la Universidad, junto con los estudiantes le da un aire singular. Tal vez pueda entrar en su patio desde el Palacio de Santa Cruz, ligado para siempre a los Reyes Católicos y que todo bien visitante de la ciudad debe ver.
El ambiente universitario del siglo XVI tal vez poco tenga que ver con el actual pero la Universidad deja una impronta indeleble a quien pasa por ella porque lo tiene todo, tanto bueno como malo.
Antaño Cardenal Mendoza fue mucho más espectacular que lo que es hoy pero bueno es darse un paseo por la calle de Colón y por la de la Facultad de Medicina, tan cercana como agradable. Los colegios mayores y residencias universitarias son muchos pero el Santa Cruz es otra historia porque es diferente. Historias seguro que no le faltan. Seguro que no. Es cuestión de echarle imaginación y viajar en el tiempo. La plaza de Santa Cruz, el Palacio y el Colegio Don lugares de escolares y universitarios. No muy lejano es el Colegio de los Ingleses o San Albano, donde se puede escuchar misa en el idioma de Shakespeare los domingos y que fue creado por el rey Felipe II para formar sacerdotes católicos. Su segunda mujer fue Maria Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragon, hija de los Reyes Católicos. No tuvieron hijos. Si hubiese sido distinto, tal vez el mapa de Europa hubiese cambiado.
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