Reencuentro con una vieja amiga




 En la plaza del Moral me encontré con una buena amiga. Le deseo lo mejor y sé que se lo merece todo porque ella vale muchísimo.

Estaba mirando mi correo electrónico en Internet. Era verano y estaba sentado en los bancos de piedra a la sombra de los grandes árboles que crean un maravilloso ambiente que no es sencillo de igualar o imitar. Es algo magnífico y que invita al descanso, tras meses frenéticos de duro trabajo.

Los errores se pagan caros pero es importante saber reconocerlos y rectificar a tiempo. No se luchó y se perdió estrepitosamente pero llega la reconstrucción, el retorno y el aprendizaje, tras meses de estar a la deriva, tras ser traicionado por un enemigo oculto, cínico y sin ningún tipo de escrúpulos. La vida no perdona al cobarde que huyo, mientras que tendrá el valiente todo tipo de licencias. Es preferible ser derrotado una vez que cada día, pero todos hemos cometido errores.

El gran circo se llena de enemigos y la precaución lo es todo para poder sobrevivir en él dignamente. No tuve cautela ni astucia y lo pagué muy caro, pero todavía hay muchas oportunidades para llegar al éxito. Pido perdón a quienes perjudiqué, pero ellos no me perdonan a mí y lo entiendo perfectamente. 

Hasta pronto y feliz verano. Lo bueno está por llegar y está a la vuelta de la esquina.

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