CADENAS DE SAN GREGORIO Y EL PALACIO DE VILLENA
A lo lejos se ve la oficina de empleo de Cadenas de San Gregorio a la que muchas personas se ven a bocadas a ir de vez en cuando a sellar la tarjeta y San Benito del Viejo, junto con la Casa del Sol, que fue residencia del famoso conde de Gondomar, embajador en Inglaterra y amigo de Jacobo I, que unió las coronas inglesa y escocesa hasta hoy, creando una nueva potencia europea.
El Palacio de Villena suele ser sede de exposiciones interesantes y es que no sólo nos conformamos con el Museo Nacional de Escultura sino que la ciudad ofrece mucho más que eso y nos gusta esta calle peatonal, tan transitada.
El significado de la obra en hierro del guipuzcoano Chillida me es personalmente desconocida y tal vez sólo este autor español la sepa pero llama la atención y contrasta con el arte renacentista de los alrededores y no desentona en absoluto. Hemos dejado la plaza de San Pablo y tenemos San Martín a tiro de piedra, como la Casa del poeta Zoriilla y la plaza de Federico Wattenberg, auténtico impulsor del Museo de Escultura. En la Semana Santa la ciudad se convierte en un Museo y son las fechas ideales para entrar en las iglesias y admirar el arte religioso que poseemos. La plaza de Federico Wattenberg es ideal para tomar un café y por qué no, hacer alguna actividad de intercambio de idiomas o discutir de cualquier cosa que no sea de política, ya que se puede acabar mal y eso a pesar de que los oscuros tiempos de León de la Riva ya finalizaron y hay un nuevo equipo de gobierno municipal mucho mejor y que fomenta el turismo y el respeto al patrimonio artístico. No es mala idea pararse a leer los carteles indicadores de la historia de cada edificio, llamativos y metálicos además de instructivos porque puede encontrarse uno con gratas sorpresas o aprender cosas nuevas.
Zona ideal para comprar o tomarse unas cañas, siempre disfrutando del arte y de la cultura de esta ciudad singular.
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