Veintinueve de febrero


Este año hay un día más a mayores de los trescientos sesenta y cinco habituales para ajustar el tiempo a la realidad y es un día ideal para recorrer las calles de la ciudad de Valladolid y admirar su colorido, lejos del gris de las oficinas o de algunas cosas.

Loso museos no gustan a todo el mundo y la calle ofrece muchas veces más que cualquier colección de arte porque la propia ciudad es un libro de historia, una máquina del tiempo al estilo de la del genial británico H.G. Wells y con un colorido de película.

Con un poco de imaginación podemos crear un mundo de sueños e imaginar mil y una hostorias diferentes pero siempre con final feliz. Disfrutad todos de este día sin igual.

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