No luché y ahora lo estoy pagando caro

 No luché y fui un cobarde. Ahora lo estoy pagando muy caro. Si hubiera plantado cara a mis monstruos y fantasmas, hubiera ganado puntos y sería un hombre, no un cobarde, que es lo que soy. Lo pago caro y me lo merezco. Es cierto que tanto Jesús como Dante condenan a los cobardes y les alinean con los traidores, ya que el tonto, si es cobarde, es muchísimo peor que el malo. El tonto y torpe debe mantenerse lejos de todo y si además es un cobarde, lo debe pagar caro, ya que ha perjudicado a otros y es por su culpa. No me canso de repetirlo, me lo merezco. Es mi culpa y he hecho daño a otros por mi inacción. No planté cara, no me planté en mi sitio y huí. Fui incapaz de levantarme y pelear como un caballero. Me lo merezco y lo estoy sintiendo en mis carnes. Merezco ser denostado y repudiado. Nunca aprenderé. He sido peor que los niños, un cobarde, un niño malcriado e irresponsable, un desperdicio humano, un animal huidizo. Me merezco mis penas. Pido perdón a quienes perjudiqué, pero ni siquiera me van a escuchar. En mi pecado está la penitencia. La herida tardará mucho tiempo en cerrarse. Me merezco lo que me ha pasado. No voy a aprender nunca. Hasta pronto. Luchad y plantad cara a vuestros problemas, aunque os duela. El monstruo me derrotó simplemente con sus alaridos. No luché y lo estoy pagando muy caro. El valiente, el que lucha, el que planta cara a los problemas y afronta las dificultades, muere una vez pero el cobarde, miles de veces. Esa es la diferencia entre uno y otro. Yo estoy en el lado de los cobardes. Soy un miserable y me merezco mi condena: ansiedad, depresión y derrota continua porque me lo he ganado a pulso y soy quien tiene la culpa. Las personas a las que he dañado y toda la sociedad me lo recuerda pero mi conciencia me lo recuerda cada día, en cada momento. Yo soy culpable y no los demás. La sociedad no es apta para cobardes y miserables como yo. Luchad y enfrentaos a vuestros miedos y problemas. Si no luchas, estarás perdido. Nadie criticará al que luche y defienda lo suyo porque es un valiente, cosa que yo no he sido nunca. Soy un cobarde y merezco lo que me ocurre porque me lo he buscado yo mismo.




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