Iván IV el Terrible
Es retratado excepcionalmente por el cineasta soviético Serguey Eisenstein, también director de El acorazado Potemkin, inspirada está película en un hecho histórico de principios del siglo XX.
Iván IV era contemporáneo de Felipe II y ya su sucesor logró librarse de la Horda de Oro, del dominio mongol, cuyos reinos serán objeto de la gran expansión del Principado de Moscú, que llegará con sus sucesores hasta el Pacífico e incluso hasta América del Norte, encontrando los rusos a los españoles en Alaska, bajo soberanía de Estados Unidos desde 1867 y Canadá, con pequeñas escaramuzas entre ambos imperios.
Iván era realmente terrible y su ira la sufrieron los nobles boyardos e incluso si hijo. A pesar de la mala fama de Felipe II, extendida por la Leyenda Negra sobre la muerte del hijo primogénito del rey, también nacido en Valladolid, Don Carlos, nunca llegó a la crueldad del ruso ni se aproximó de lejos, otra cosa era su intolerancia hacia otras religiones.
La muerte del zar (palabra que viene del latín Caesar, como kaiser) llevó a grandes desórdenes y tumultos a Rusia y casi se rompe el estado pero en los siglos venideros tendrá un papel importante en Europa y el mundo, a lo que contribuye Pedro el Grande y más tarde Catalina de Rusia.
La aportación de la extinta Unión Soviética a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial fue realmente decisiva y Operación Barbarroja acabó en Berlín. La División Azul, que daba nombre al puente vallisoletano de Arturo Eyries sobre el río Pisuerga, fue derrotada cerca de Novgorod y era una remora para los alemanes además de estar en una guerra ajena contra un pueblo que no era su enemigo. La ayuda alemana e italiana a Francisco Franco para ganar nos salió cara.
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