De Gante a Torquemada

 Juana I de Castilla sirvió bien a los intereses de los hombres: Fernando II de Aragón, Felipe I de Castilla y Carlos I de Castilla y Aragón. Eran su padre, su marido y su hijo.

Fue jurada como reina de Castilla en el Palacio de Pimentel de Valladolid, donde nació su nieto Felipe II y estuvo cuarenta y seis años recluida en la localidad vallisoletana de Tordesillas, villa del Tratado. Llega a cumplir setenta y seis años, muchísimo para el siglo XVI.

El hecho de tener dos hijos emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico y cuatro hojas reinas es un hecho sin igual el la historia de Europa. Su última hija se llamaba Catalina y nació en Torquemada, en el largo viaje con el féretro de su marido fallecido en Burgos. El pueblo palentino es equidistante de Burgos, donde murió Felipe en circunstancias extrañas y Valladolid. Felipe el Hermoso estuvo enterrado en la Cartuja de Miraflores, a las afueras de la ciudad del río Arlanzón y la viuda quería llevarlo a Granada, el nuevo reino de la Corona de Castilla, en cuya capital Carlos I de haría un palacio, mejorando el recinto de La Alhambra.

Juana no estaba destinada a reinar pero la muerte de Juan antes de cumplir veinte años, dejando viuda a Margarita de Austria, de su hermana Isabel y del hijo de esta y del rey de Portugal Manuel I, Miguel, que vivió solamente tres años lo cambió todo de forma radical.

El plan de Fernando II de Aragón no había llegado a buen término: no de consigue la unión  personal definitiva con Portugal y una dinastía de origen europeo, los Habsburgo, de implanta en Castilla, Aragón y Navarra. La muerte de Don Sebastián en el norte de Marruecos incorpora Portugal a la Monarquía Hispánica por unas pocas décadas. En 1640 Felipe IV tendrá que elegir entre Cataluña y Portugal pero eso ya es otra historia.