Veintiocho años de aquel día
Ya han pasado mogollón de años desde el día aquel en el que me reencontraba con mis compañeros de universidad en el examen de Teoría del Derecho con el profesor García o como se llamase y conseguí aprobar. Unos días después logré también pasar la convocatoria extraordinaria de Derecho Constitucional I con dos profesores muy buenos, Marcos y Vidal, este último primo de quien sería presidente del mundo unos años más tarde, ante la sorpresa de muchos otros. Sería en 2004 y supondría el fin de mi segunda etapa universitaria, está vez con éxito.
El esfuerzo del verano de 1996 había tenido éxito y lo que no sabía es que el cambio de primero a segundo curso lo notaría mucho, además de encontrarme con tres profesores de esos que no dan un palo al agua, uno de ellos por lo menos seguía su libro, un tochazo y un rollo que no lo entendía ni él mismo, y que cobran por no aportar nada a nuestra sociedad, unos auténticos parásitos. No supe jugar bien las cartas y así me fue pero el pasado es pasado y hoy en día tengo otros títulos que para mí valen mucho más que el de Licenciado en Derecho; me quedo con el cambio, que es ventajoso para mí.
Esa noche del seis de septiembre de aquel año de cambios para mí supuso gran diversión y conocer en San Miguel a dos chicas extrañas pero que me llegaron a atraer mucho. Las vi alguna que otra vez más pero no sé qué será de ellas ahora. La mas baja de ellas era tremendamente erótica y atractiva; creo que mentía sobre su edad pero no importa. La otra también era muy atractiva y atrayente. Tanto el corazón de una como el de la otra a saber a quién pertenecen pero a mí, no. La universidad ofrece momentos irrepetibles e inolvidables.
Al iniciarse el nuevo curso habrá solamente dos grupos de tarde y otros tantos de mañana. Conoceré a dos chicas que han sido el centro de mus más tórridos sueños eróticos y románticos durante los últimos años y a alguna más que también me encantó pero que tenía novio. Como siempre, sus corazones pertenecen a otro y hasta tienen hijos pero había que intentarlo; parte de un sueño se cumplirá en 2001 pero no supe seguir adelante pero eso es otra historia muy posterior. Los años de estudiante universitario ya no vuelven más.
Hasta pronto.
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