Asesinato en México
Trotsky tuvo que huir a México pero un español estalinista, Ramón Mercader, se encargó de asesinarle por orden del dictador georgiano, que se asemejó en muchas cosas a Augusto Pinochet y no precisamente en lo positivo, sino en todo lo contrario, porque no bastaba con exiliarse del país.
México y la Unión Soviética fueron los únicos países en ayudar a la Segunda República y casi los únicos en acoger a exiliados republicanos, especialmente el país americano, que no duda en abrir sus puertas a los que tuvieron que huir tras la guerra que provocaron Franco y otros traidores al gobierno legítimo de España como Mola, Sanjurjo o Queipo de Llano.
Más de un siglo antes, el vallisoletano Juan Martín fue asesinado por orden del rey peor que hemos tenido, con permiso de Alfonso XIII y su nieto Juan Carlos I, Fernando VII. Fue ilegal su ejecución y él tiene calle en esta ciudad, cosa que el rey traidor nunca tendrá o no debiera tener en la vida.
Castilla y León se quema y los políticos del Partido Popular, el más ruinoso y rastrero de España, se ríen de nosotros a la cara y tratan de echar la culpa al gobierno de España, cuando son autonómicas las competencias en cuestión.
Hasta pronto.
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