Se acabó el buen tiempo, o eso parece




 El lunes comienza una nueva temporada pero todavía quedan las fiestas de la ciudad, muy descafeinadas esta edición. Hace veinticinco años se pasaron a primeros de septiembre, siendo uno de los pocos aciertos del ominoso alcalde que dejó páginas indelebles en la historia de la ciudad del Pisuerga y del Esgueva, casi siempre negativas y hasta esperpénticas, pero que parece que será superado por el senador melenudo que ni es de aquí, ni vive, ni está, ni se le espera, salvo para cobrar varios sueldos a nuestra cuenta. 

La comunidad autónoma se ha quemado pero luego llegarán las elecciones y votaremos al Partido Popular, como siempre ocurre y la culpa será siempre de Pedro Sánchez, de Óscar Puente o a saber de quién, pero nunca de los que se desentendieron en su totalidad del grave problema de la región más extensa de España, también la menos densamente poblada y ahora, quemada de muchos de sus dirigentes, vagos a más no poder.

Todo es posible en este mundo y las aventuras exóticas están a la vuelta de la esquina. Pronto se recuperará lo perdido y además, con creces. 

Todo es posible en América, pero también aquí.

Son ya dos mil doscientas entradas en el blog tan increíble y maravilloso sobre Valladolid. 

Son ya cien veces veintidós. Ese número nos trae a muchos gratos recuerdos de la infancia, que los jóvenes no pueden llegar a entender o que simplemente no conocen.

Hasta pronto.

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