Once de agosto de 1492

No hace falta recordar quien regía los destinos de Castilla y Aragón. El nuevo Papa era Rodrigo Borgia, que tomó el nombre de Alejandro III, al que se le atribuyen nueve hijos.
La edad del nuevo pontífice era de sesenta y un años y era sobrino de otro Papa de origen valenciano, Calixto III, llevando treinta años de carrera eclesiástica.
Ayudó a los Reyes Católicos a mejorar las relaciones con la Iglesia Romana y les favoreció con su bula en el reparto de áreas de influencia con Portugal pero dejó una pequeña parte del actual Brasil en manos de nuestros vecinos del oeste.
Su familia venía de la localidad zaragozana de Borja y llegó a Játiva con el rey Jaime I el Conquistador en el siglo XVIII.
Su hijo César fue el inspirador de El Príncipe del florentino Maquiavelo pero hay quien cree que habla de Fernando II de Aragón.
Su hija Lucrecia no ha tenido nunca buena fama pero no fue nada más que una moneda de cambio en el juego de alianzas de la Italia de finales del siglo XVI, desunida y en la que los Estados Pontificios eran un agente más y el Papa se encargó de engrandecerlos como pudo.
No nos extrañe que un Papa tuviese hijos durante su pontificado porque hubo quien hizo cardenal a un amante suyo.
La muerte de Alejandro VI es un misterio porque hay quien cree que fue envenenado por error pero pudo ser por una epidemia de malaria en Roma.