El emperador Juliano
No creo que le hubiera disgustado vivir en estos tiempos a Juliano El Apostata, amante del paganismo y de los cultos mistéricos, se opuso a la religión cristiana a mediados del siglo IV, en el Bajo Imperio, época de decadencia pero interesante.
El emperador nacido en la actual Estambul o Constantinopla, sufrió las luchas por el poder que siguieron a la muerte de su antepasado Constantino El Grande, que puso a la religión de Jesús como oficial del Imperio tras su victoria en el puente Milvio, junto a Roma. Realmente quería oponerse a su rival, Majencio.
Si Juliano no hubiera muerto en la región de Mesopotamia luchando contra los partos tan joven, la historia del mundo podría haber sido otra distinta porque se creía reencarnación de Alejandro III de Macedonia, rey y jefe militar a quien tanto admiraba.
Su muerte es un misterio porque hay quien cree que la lanza que acabó con el emperador pudo salir de sus propias filas y no del ejército del persa Sapor II, que será un gran enemigo de Roma y no precisamente con malos resultados.
El afán luchador del sobrino de Constantino se manifiesta en su victoria inesperada frente a la tribu germana de los alamanes y en sus esfuerzos por hacer frente al gran enemigo del este: Regnum Partorum, al que Craso de enfrentó sin éxito siglos antes y con el que siempre no hubo malas relaciones ya que dominaba parte de la Ruta de la Seda. Posteriormente, Aureliano se verá obligado a ceder ante los persas.
El emperador nacido en la actual Estambul o Constantinopla, sufrió las luchas por el poder que siguieron a la muerte de su antepasado Constantino El Grande, que puso a la religión de Jesús como oficial del Imperio tras su victoria en el puente Milvio, junto a Roma. Realmente quería oponerse a su rival, Majencio.
Si Juliano no hubiera muerto en la región de Mesopotamia luchando contra los partos tan joven, la historia del mundo podría haber sido otra distinta porque se creía reencarnación de Alejandro III de Macedonia, rey y jefe militar a quien tanto admiraba.
Su muerte es un misterio porque hay quien cree que la lanza que acabó con el emperador pudo salir de sus propias filas y no del ejército del persa Sapor II, que será un gran enemigo de Roma y no precisamente con malos resultados.
El afán luchador del sobrino de Constantino se manifiesta en su victoria inesperada frente a la tribu germana de los alamanes y en sus esfuerzos por hacer frente al gran enemigo del este: Regnum Partorum, al que Craso de enfrentó sin éxito siglos antes y con el que siempre no hubo malas relaciones ya que dominaba parte de la Ruta de la Seda. Posteriormente, Aureliano se verá obligado a ceder ante los persas.
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