Dioses griegos
Todos conocemos de sobra el Pasaje de Gutierrez y sus bares y actividades de comercio. La agencia de viajes que se especializa en África llama la atención por su cocodrilo de madera. La tienda de motos gusta a todos. Cerca tenemos la catedral y la Plaza de El Salvador.
Hermes o Mercurio para los romanos preside la galería comercial como no puede ser de otra forma. No siempre era de fiar el mensajero de los dioses pero sí que lo son los comerciantes del Pasaje, eso esperamos todos. Los dioses del Olimpo eran semejantes a los humanos y destacaban por su falta de ética y de escrúpulos. El propio Zeus se hizo con el poder derrotando a los titanes y ni muchísimo menos era un benefactor para la Humanidad. El propio Prometeo se tuvo que hacer con el fuego, excelente metáfora. Algunos humanos conseguirán ser admitidos en el Olimpo. Es el caso de Heracles o Hércules, que realizará los trabajos que el rey Euristeo le encomendó, algo titánico, propio de dioses.
Los griegos llegarán a las costas del Mediterráneo pero no les interesa el interior. La riqueza en metales de la Península Ibérica era bien conocida desde tiempos inmemoriales. Los griegos eran viajeros y aventureros. No les importaba el peligro y recorrieron el Mediterráneo y el mar Negro.
Hermes o Mercurio para los romanos preside la galería comercial como no puede ser de otra forma. No siempre era de fiar el mensajero de los dioses pero sí que lo son los comerciantes del Pasaje, eso esperamos todos. Los dioses del Olimpo eran semejantes a los humanos y destacaban por su falta de ética y de escrúpulos. El propio Zeus se hizo con el poder derrotando a los titanes y ni muchísimo menos era un benefactor para la Humanidad. El propio Prometeo se tuvo que hacer con el fuego, excelente metáfora. Algunos humanos conseguirán ser admitidos en el Olimpo. Es el caso de Heracles o Hércules, que realizará los trabajos que el rey Euristeo le encomendó, algo titánico, propio de dioses.
Los griegos llegarán a las costas del Mediterráneo pero no les interesa el interior. La riqueza en metales de la Península Ibérica era bien conocida desde tiempos inmemoriales. Los griegos eran viajeros y aventureros. No les importaba el peligro y recorrieron el Mediterráneo y el mar Negro.
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