Historias de capa y espada

Ya la vida de Miguel de Cervantes Saavedra es toda ella una novela y es que la realidad supera a la ficción con creces. Claro que sí.
Los duelos eran algo común en su vida y siempre le trajeron problemas e incluso exilio en Italia. Cerca de la actual Plaza de España de Valladolid, junto a su casa tubo uno con un tal Gaspar de Espeleta y que le trajo algún que otro dolor de cabeza y problemas con la justicia.
Lepanto fue el gran éxito de Juan de Austria, que se encontró con su hermano Felipe II en tierras de la provincia de Valladolid, muy propia de encuentros entre nobles y Reyes como el de Carlos I y su nieto Don Carlos, que tendrá un triste destino e inspirará leyendas y no solamente la Leyenda Negra, acusando a su padre de su muerte. La buena salud mental no era algo propio de los Hasburgo españoles, por lo menos no de todos. Recordemos a Juana I de Castilla y sus largos años en la histórica Tordesillas, pueblo muy recomendable y lugar de paso.
Cervantes estuvo en Lepanto y al regresar tuvo que afrontar un largo cautiverio en Argel. Tal vez allí sus historias fantásticas le hacían viajar a un mundo de fantasía pero que es un estudio del alma humana: el quijotesco.
El Quijote es una obra de una persona madura, experimentada y a mi opinión, optimista porque, aunque Alonso Quijano muere cuerdo y derrotado, sus aventuras han superado a las que se narran en cualquier novela de caballerías, llegando su fama a superar a Amadis de Gaula o a compararse con el mítico Rey Arturo.
Un personaje de un famoso videojuego de luchas de espadas toma el nombre de Cervantes y es temible. Quizás la elección del nombre no sea aleatoria o como algo exótico.
En cuanto a las novelas de caballerías también hubo mujeres que las escribieron como la vallisoletana Beatriz Bernal. Hay para todos los gustos.
Los tres mosqueteros y la Máscara de hierro son obras del francés del siglo XIX Alejandro Dumas, al que parece que también le gustaban historias de espadas e intriga y quien mejor que el cardenal Richelieu, Armand Jean du Plessis para protagonizar una buena novela ambientada en el siglo XVII. El infante Don Fernando estuvo muy cerca de derrotar a Richelieu en la Guerra de los Treinta Años. La historia hubiese sido otra bien distinta

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