El singular Renacimiento español

La catedral quedó en la mitad o menos del proyecto de Juan de Herrera, que se fue a El Escorial pero las obras fueron seguidas por Diego de Praves, que también intervino en San Martín. De cualquier forma, lo que pudo ser no fue y la naturaleza también jugo su papel con el terremoto de Lisboa, que destruyó una de las torres y las irregularidades del terreno. El Esgueva pasaba cerca y lo atestigua la calle del mismo nombre, cerca de la propia iglesia de San Martín y las Angustias. No se puede tener todo en la vida y la visita al Museo de la catedral no va a defraudar a nadie y todo el mundo se puede deleitar con cosas que no espera. El ascensor fue una chapuza de León de la Riva, cara y poco funcional. No deja de ser una opinión personal pero, para ver tejados no merece la pena pagar nada. Ahora tenemos otro alcalde mejor y más serio. Todo finaliza.
El Renacimiento español no es tan suntuoso como el italiano y su falta de decoración se suple con grandes volúmenes casi geométricos y que sorprenden al observador, que se ve en un mundo que recuerda al antiguo Egipto o la Roma senatorial. Nadie puede negar la influencia italiana sin esconder el estilo patrio de finales del gótico.

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