Tabernas en el siglo XVII
No fue un buen siglo para los reinos hispánicos: pestes, guerras en las que España fue derrotada, separatismos, crisis económica sin solución y un sinfín de problemas que contrastaban con el desarrollo de las artes.
La religiosidad y austeridad en España contrasta con el desarrollo comercial de las Provincias Unidas y se ve en el arte de ambas naciones. La amistad del sevillano Velazquez con Olivares, que era oriundo de la misma ciudad le llevará a ser pintor del rey Felipe IV, viajar por Italia y conocer al artista y político flamenco Rembrandt. Las Meninas, Las Hilanderas o La Fragua de Vulcano son obras maestras del genio de los contrastes entre luces y sombras y de la perspectiva aérea.
La cultura de bares está muy enraizada en nuestro país, mucho más que en el resto del mundo. Si cogiésemos la máquina del tiempo de H.G. Wells y viajásemos al Valladolid del siglo XVII nos quedaríamos sorprendidos y seguro que el ambiente de una taberna se parecería al de los bares actuales, contrastando con la pobreza del pueblo y la apatía general de la población pero no faltaron voces que denunciaron la decadencia y trataron de poner alguna solución. El buen vino que no falte y mejor si es de Valladolid.
La religiosidad y austeridad en España contrasta con el desarrollo comercial de las Provincias Unidas y se ve en el arte de ambas naciones. La amistad del sevillano Velazquez con Olivares, que era oriundo de la misma ciudad le llevará a ser pintor del rey Felipe IV, viajar por Italia y conocer al artista y político flamenco Rembrandt. Las Meninas, Las Hilanderas o La Fragua de Vulcano son obras maestras del genio de los contrastes entre luces y sombras y de la perspectiva aérea.
La cultura de bares está muy enraizada en nuestro país, mucho más que en el resto del mundo. Si cogiésemos la máquina del tiempo de H.G. Wells y viajásemos al Valladolid del siglo XVII nos quedaríamos sorprendidos y seguro que el ambiente de una taberna se parecería al de los bares actuales, contrastando con la pobreza del pueblo y la apatía general de la población pero no faltaron voces que denunciaron la decadencia y trataron de poner alguna solución. El buen vino que no falte y mejor si es de Valladolid.
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