El verano nos unió y nos separó
Por desgracia la herencia franquista se ve por toda la ciudad. Cuando llegué a esta ciudad me llamó la atención el carácter asqueroso de los habitantes de esta ciudad, especialmente de los de la autoescuela de la calle de Gondomar, unos auténticos vagos y chulos. Sólo sabían vocear y no hacían nada. No sé cómo tenían gente. Otra anécdota es la de un profesor de la Universidad que parece que no tuviese la ESO y que hacía exámenes adulterados y que felicitó a un alumno por haber estudiado por el manual de Arias Navarro, mediocre y sanguinario político y jurista.
Por suerte Franco está fuera del Valle de los Caídos. Allí no hacía nada y no fue más que uno de los traidores a la Segunda República que además tardó en unirse al ominoso alzamiento contra el gobierno legítimo del Frente Popular que venció en las elecciones de febrero de 1936. No tenía nada de cruzada sino de traición. La República pretendía una serie de reformas que perjudicaban a las élites: Iglesia Católica, los grandes terratenientes, banqueros, etc. Por eso fue atacada ilegalmente.
Gracias a los Borbones y sus mil y una fechorías pronto llegará la Tercera porque eso de robar y pagarse colegios elitistas con el dinero de todos no es bueno sino muy malo. Como José I, se llevarán seguramente un botín fabuloso y si no que se lo pregunten a Juan Carlos I, que a saber lo que tendrá escondido en Suiza o en países árabes.
Feliz segunda quincena de agosto.
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