Fin de la Unión Soviética
Todavía recuerdo el pleno en el Ayuntamiento de Valladolid de septiembre de 2014 en el que se pidió la dimisión del nefasto alcalde Javier León de la Riva, el más bronco en años. Los jóvenes de las Nuevas Generaciones del Partido Popular llenaron las bancadas y mucha gente se quedó fuera sin poder entrar. La derecha no sólo se conforma con el robo y la manipulación, sino que juega sucio. Siempre tienen que salirse con la suya. A pesar de lo que dicen, son pésimos gestores y se dedican a saquear a manos llenas. Son la ruina y nunca hay que votarles. Lo mismo digo de la ultraderecha de Vox, escisión del Partido Popular.
La Unión Soviética desaparece en 1991 y las quince repúblicas federales su camino por libre. Tal vez la ruptura fue precipitada y un gran estado compuesto de muchas naciones hubiera sido la solución para todos, son necesidad de romper la segunda potencia mundial.
La perestroika pretendió crear una socialdemocracia a partir de un régimen socialista pero no salió todo como se planeó. Las rupturas nunca son buenas y romper es fácil mientras que unir es muy difícil.
Por desgracia, una nueva guerra fría, nombre utilizado ya en la Castilla de la Edad Media, ha comenzado y sus consecuencias podrían ser imprevisibles pero el sentido común siempre tiene que primar.
Pronto habrá que volver a casa. Lo bueno se acaba pero queda el reencuentro.
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